El
Evangelio es Buena Noticia para la humanidad
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Id al
mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación
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17 de mayo de
2015
Ascensión del Señor (B)
San
Marcos 16,15-20
En aquel tiempo,
se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
- Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
a toda la creación.
El que crea y se
bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A los que crean,
les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas
nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal no les
hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
El Señor Jesús,
después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos fueron y
proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y
confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.
CONFIANZA Y RESPONSABILIDAD
José Antonio Pagola
Al evangelio
original de Marcos se le añadió en algún momento un apéndice donde se recoge
este mandato final de Jesús: «Id al
mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación». El Evangelio no
ha de quedar en el interior del pequeño grupo de sus discípulos. Han de salir y
desplazarse para alcanzar al «mundo
entero» y llevar la
Buena Noticia a todas las gentes, a «toda la creación».
Sin duda, estas
palabras eran escuchadas con entusiasmo cuando los cristianos estaban en plena
expansión y sus comunidades se multiplicaban por todo el Imperio, pero ¿cómo
escucharlas hoy cuando nos vemos impotentes para retener a quienes abandonan
nuestras iglesias porque no sienten ya necesidad de nuestra religión?
Lo primero es
vivir desde la confianza absoluta en la acción de Dios. Nos lo ha enseñado
Jesús. Dios sigue trabajando con amor infinito el corazón y la conciencia de
todos sus hijos e hijas, aunque nosotros los consideremos «ovejas perdidas». Dios no
está bloqueado por ninguna crisis.
No está
esperando a que desde la Iglesia pongamos en marcha nuestros planes de
restauración o nuestros proyectos de innovación. Él sigue actuando en la Iglesia y fuera de la Iglesia. Nadie vive abandonado por Dios, aunque no
haya oído nunca hablar del Evangelio de Jesús.
Pero todo esto
no nos dispensa de nuestra responsabilidad. Hemos de empezar a hacernos nuevas
preguntas: ¿Por qué caminos anda buscando Dios a las personas de la cultura
moderna? ¿Cómo quiere hacer presente al ser humano de nuestros días la Buena
Noticia de Jesús?
Hemos de
preguntarnos todavía algo más: ¿Qué llamadas nos está haciendo Dios para
transformar nuestra forma tradicional de pensar, expresar, celebrar y encarnar
la fe cristiana de manera que propiciemos la acción de Dios en el interior de
la cultura moderna? ¿No corremos el riesgo de convertirnos, con nuestra inercia
e inmovilismo, en freno y obstáculo cultural para que el Evangelio se encarne
en la sociedad contemporánea?
Nadie sabe cómo
será la fe cristiana en el mundo nuevo que está emergiendo, pero, difícilmente
será «clonación» del pasado. El Evangelio tiene fuerza para inaugurar un
cristianismo nuevo.
¿No sería más
razonable entender y vivir la experiencia religiosa como la entendió y la vivió
el Jesús? ¿No sería más lógico vivir la fe en Jesús como fe en la bondad, en el
respeto, en la tolerancia, en la ayuda de todos para todos, sean cuales sean
las formas concretas de creencias y prácticas religiosas que cada pueblo y cada
cultura vive en concreto? He aquí una de
las cuestiones más serias que nos plantea la fiesta de la Ascensión del Señor.
5 Domingo de Pascua (B)
3
de mayo de 2015
EL
EVANGELIO ES BUENA NOTICIA PARA LA HUMANIDAD
"Yo
soy la vid, vosotros los sarmientos, permaneced en mí, y yo en vosotros."
San
Juan 15,1-8
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-
Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A
todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo
poda, para que dé más fruto.
Vosotros
ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en
vosotros.
Como
el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo
soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da
fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.
Al
que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los
recogen y los echan al fuego, y arden.
Si
permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis,
y se realizará.
Con
esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos.
“Ni
naiz mahatsondoa, eta zuek aihenak”
NO
DESVIARNOS DE JESÚS
José
Antonio Pagola
La
imagen es sencilla y de gran fuerza expresiva. Jesús es la «vid verdadera»,
llena de vida; los discípulos son «sarmientos» que viven de la savia que les
llega de Jesús; el Padre es el «viñador» que cuida personalmente la viña para
que dé fruto abundante. Lo único importante es que se vaya haciendo realidad su
proyecto de un mundo más humano y feliz para todos.
La
imagen pone de relieve dónde está el problema. Hay sarmientos secos por los que
no circula la savia de Jesús. Discípulos que no dan frutos porque no corre por
sus venas el Espíritu del Resucitado. Comunidades cristianas que languidecen
desconectadas de su persona.
Por
eso se hace una afirmación cargada de intensidad: «el sarmiento no puede dar
fruto si no permanece en la vid»: la vida de los discípulos es estéril «si no
permanecen» en Jesús. Sus palabras son categóricas: «Sin mí no podéis hacer
nada». ¿No se nos está desvelando aquí la verdadera raíz de la crisis de
nuestro cristianismo, el factor interno que resquebraja sus cimientos como
ningún otro?
La
forma en que viven su religión muchos cristianos, sin una unión vital con
Jesucristo, no subsistirá por mucho tiempo: quedará reducida a «folklore»
anacrónico que no aportará a nadie la Buena Noticia del Evangelio. La Iglesia
no podrá llevar a cabo su misión en el mundo contemporáneo, si los que nos
decimos «cristianos» no nos convertimos en discípulos de Jesús, animados por su
espíritu y su pasión por un mundo más humano.
Ser
cristiano exige hoy una experiencia vital de Jesucristo, un conocimiento
interior de su persona y una pasión por su proyecto, que no se requerían para
ser practicante dentro de una sociedad de cristiandad. Si no aprendemos a vivir
de un contacto más inmediato y apasionado con Jesús, la decadencia de nuestro
cristianismo se puede convertir en una enfermedad mortal.
Los
cristianos vivimos hoy preocupados y distraídos por muchas cuestiones. No puede
ser de otra manera. Pero no hemos de olvidar lo esencial. Todos somos
«sarmientos». Sólo Jesús es «la verdadera vid». Lo decisivo en estos momentos
es «permanecer en él»: aplicar toda nuestra atención al Evangelio; alimentar en
nuestros grupos, redes, comunidades y parroquias el contacto vivo con él; no
desviarnos de su proyecto.
No
lo olvidemos, "creer es encontrarse, por dentro, con Alguien que nos puede
dar otra fuerza para vivir".
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA 2015
2015-03-15
Acercarse a la luz de la cruz es vivir
la vida obrera en la única verdad, que no consiente el doble juego, la
duplicidad de vida: Decir, pero no hacer, amar, pero sin obras, buscar la
felicidad, pero sin riesgo. Sólo el que obra el bien y la justicia, no se
asusta de la luz de la cruz
“Jesús…, desde la cruz, va diciéndome sin
parar y en todas partes ( a mí y a cada uno):¿No ves que te amo? ¿Todavía no te
has dado cuenta? ¿Qué más podía hacer de lo que he hecho para demostrarte Mi
Amor? ¿No quieres dejarte amar? ¿Crees que ha existido o puede existir un amor
semejante a Mi Amor? Mírame en la Cruz; fijamente, mírame bien. Cuando exhalé
el último suspiro estaba pensando en ti, en ti mismo, tal como eres, y pensaba:
a ver si cuando Rovirosa se entere de que todo, todo, desde la Encarnación
hasta ahora, lo he hecho para demostrarle que le amo... Dime: ¿No te parece que
merezco tu amor?”
(Rovirosa.
“Dimas” O. C. T. I ,pág. 386-387)
ORACIÓN
PARA DISPONER EL CORAZÓN
Señor, quiero nacer de nuevo.
Lo necesito, para ver la vida con tu
luz
y desde tu cruz.
Quiero mirar al mundo obrero con tu
mirada
y servirle con tu amor y tu ternura;
quiero mirarte a ti y vivir contigo.
A Nicodemo le revelaste el secreto de
la vida plena.
Dime a mí también,
Señor,
que no viniste a
juzgar,
sino a salvar lo
perdido
y a liberar a los
penados;
que no viniste a
envenenar nuestra alegría,
sino a llenarnos
de luz y esperanza;
que no Te
desentiendes de este mundo,
porque amas
demasiado a cada hombre
y cada mujer.
Dime a mí también
que Tú eres lo
más decisivo de mi vida.
Acércate a mí y
dame tu luz de la cruz. Amén.
DIOS QUIERE TANTO AL MUNDO…
que quiere ver reír a los que lloran y
comer a los hambrientos; quiere ver trabajar a los parados y con un trabajo
decente a los que trabajan en precario; quiere ver sanos a los enfermos y a los
emigrantes reconocidos y respetados… Hemos de cambiar muchas cosas para que la
vida sea plena y para todos. Este proyecto que Jesús llama reino de Dios es el
horizonte que se nos propone desde el misterio último de Dios para hacer la
vida más humana. Así es el Dios de Jesús. Él sufre en el que sufre y está en
los oprimidos que defienden la dignidad de los humillados y en los que luchan
contra la opresión. Está siempre con nosotros para “salvar” lo que, entre la
acción de unos y la pasividad de otros, echamos a perder.
Piensa en compañeros y
compañeras que han hecho de su vida un servicio a la liberación de empobrecidos
y abandonados…
Pregúntate: ¿Mi proyecto
de vida que está aportando al Proyecto de Dios para la humanidad?
ACOGE LA PALABRA DE DIOS
Crónicas 36, 14-16. 19-23:
Efesios
2, 4-10: Dios, rico
en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por
los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-,
nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así
muestra… la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo
Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a
vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que
nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para
que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las
practicásemos.
Juan 3, 14-21 “Dijo Jesús a Nicodemo: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.”
PROFUNDIZA LA PALABRA
·
El
relato leído de Crónicas, narra el Destierro, debido a la infidelidad de los
dirigentes y del pueblo mismo, y el regreso del cautiverio por obra de Ciro, en
un proceso que va de la infidelidad, a la paciencia de Dios, sus avisos, el
castigo, la misericordia y la liberación por medio de un salvador. Aunque trata
de releer la Historia como “historia de salvación”, la concepción de Dios dista
mucho del “Dios-con-nosotros”, manifestado en Jesús.
·
El
mensaje de Pablo, en la Carta a los Efesios, se centra en celebrar el amor
gratuito y abundante de Dios como fuente de todo: Somos obra suya y hemos sido creados
para hacer buenas obras. Pablo insiste, no en que seremos salvados, sino en que
estamos salvados en Cristo. Hemos tomado conciencia de que somos hijos de Dios.
Y todo ello, es un magnífico regalo gratuito obra del amor de Dios, y no de los
méritos humanos.
·
El
punto de partida del Evangelio está en el diálogo de Jesús con Nicodemo: “El
que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios". ¿Cómo puede ser eso?...
Y comienza el discurso de Jesús que hemos leído, que nos introduce en el ser de
Dios y en el ser del hombre. ¿Quién es el hombre?
Para Juan, es alguien que está en
“tinieblas” (misterio indescifrable) que, para salir de ella, necesita de la
“luz de la Cruz” y, para dar este paso, necesita “creer” que es lo mismo que
“cambiar”, “convertirse” o “creer la Buena Noticia”. Aquí se pone en juego la
libertad y responsabilidad humana a la hora
Este proceso pone de relieve, también,
el ser de Dios para el hombre. Desde la cruz de la Vida, se propone “atraer a
todos hacia él; su actitud es salvar, no condenar. Para expresar su amor a todo
lo humano, le merece la pena “entregar a su querido hijo”, de manera que “todos
tengan vida plena”. Una vida que puede experimentarse ya en la aceptación del
Amor elevado en la cruz. Pero se proyecto salvador, el despliegue de las más
elevadas posibilidades humanas, se halla bajo el signo de la libertad humana y
de “la gracia gratuita de Dios”.
ORA…
·
Serénate
para encontrarte con Jesucristo. Invoca al Espíritu, Él es el gran
protagonista de los encuentros de amistad con Jesús.
·
Repasa el Evangelio y fíjate en las
palabras de Jesús que más te lleguen en estos momentos. ¿Qué te dice Él?
·
Cae en la cuenta del amor que Dios te
tiene, “hasta entregarse por ti en su Hijo”. ¿Qué le dices tú a Él.
·
Termina tu oración agradeciendo a Dios
este rato. Puedes hacerlo con esta plegaria:
Gracias, Señor, por decirme que no me
rinda,
que aún estoy a tiempo de nacer de
nuevo,
de acoger tu vida y vivir sin miedos,
de soltar el peso que llevo dentro.
Que no me rinda por esto o por
aquello,
que la vida eres tú,
estar contigo y perseguir tus sueños,
servir al pobre, sembrar semillas
aquí en el suelo.
¿Qué más puedes darme que nacer de
nuevo?
Aunque la pobreza queme,
aunque la injusticia muerda,
y el poder no me deje…
si tú vas conmigo, con esto: ¡me
atrevo!
… Y ACTUA:
·
¿Qué
puedes hacer para imprimir a tu vida la “gracia” de estar permanentemente en
estado de “nacer de nuevo”? Compromiso
concreto.
·
¿Cómo
intensificar entre la gente que te rodea el descubrimiento y aprecio de la vida
que Jesús ofrece? Repasa el espíritu de tu compromiso.
VAMOS
MAL, GRACIAS A DIOS… (Rovirosa)
|
Aunque, lo normal es decir:
¡Estamos bien, gracias a Dios!,
en la Misa se dice, rotundamente,
“es digno y justo, darte gracias,
Señor,
en todo tiempo y lugar”,
sin exceptuar nada.
Pero nos ocurre que
nuestra fe es ante todo verbal
y eso nos hace “todo y nada”,
no pasamos de ser como los demás:
somos hermanos y extraños,
solidarios e indiferentes,
memoria y olvido
luchadores pacientes,
firmes y mudantes,
impermeables llenos de agujeros.
¡Que difícil se hace compaginar
esta vida desde tu Evangelio!
Y sin darnos cuenta
lo adaptamos a lo que interesa
en lugar de cambiarnos nosotros.
Y así cegamos tu luz,
endulzamos tu cruz.
Y así, amamos menos de lo que creemos,
hacemos menos de lo que decimos.
Así somos lo que somos…
Pero llegas tú y nos dices:
“Todo es Gracia”
y “por pura gracia estáis salvados”.
Gracias, Señor,
porque, lo que somos,
cuando lo reconocemos,
nos acerca a ti,
si en lugar de canonizar
nuestra soberbia,
colocamos a Dios
en el centro de nuestro corazón.
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA 2015
2015-03-01
Tras la doble crisis,
de Jesús en torno a su proyecto de vida y de su misión, y la de los discípulos,
que siguen sin entender a un Mesías débil y pobre, es Dios mismo quien confirma
su decisión, señalando, al mismo tiempo, el camino a seguir por los discípulos.
“La conversión al
cristianismo empieza exactamente cuando uno hace esta afirmación: El yo de
Cristo es para mí, muchísimo más importante que mi propio yo. El centro del
universo está ya ocupado; ya no puedo ocuparlo yo: ¡lo ocupa Él! En cuanto se
ha reconocido esto, empieza la gran paradoja del cristianismo, que puede
enunciarse así: Mientras yo pretendo ocupar el centro, toda la creación y el
Creador se revuelven contra mío, todo me es hostil; pero en cuanto cedo este
puesto a Cristo, la creación me acoge como un nuevo elemento dentro de su
armonía, y el mismo Cristo me asegura que,
si le amo, me hará uno con Él y me hará entrar en su felicidad”
(Rovirosa.
O.C. T.II, pág. 88).
ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN
Señor, yo
necesito verte transfigurado en el Tabor de la vida obrera.
Necesito que
me hagas ver quién eres Tú,
como Pedro,
Santiago y Juan, no acabo de fiarme.
¿Por qué, a
ti y tantos como compañeros y compañeras
les ha de
tocar el tormento y la desgracia?
¿Cómo puede
permitir Dios eso?
Necesito
verte transfigurado por la ternura de Dios,
para
convencerme de que la injusticia no tiene la última palabra
y seguir
esperando que la vida de los pobres será glorificada.
Necesito asumir
que la militancia trae complicaciones,
que la lucha
por las justicia y la solidaridad con los pobres,
siempre es
mal pagada por el sistema.
A ti te llevó
a la cruz, a mi no sé a donde me llevará.
Por eso,
quiere verte “transfigurado”
y convencerme
de que nada ni nadie podrá apartarme
del amor del
Padre y que merece la pena gastar mi vida, como tú,
en hacer
posible una humanidad nueva.
Dame tu misma
fe, para creer que, sea lo que sea,
Dios estará siempre con nosotros.
CONTEMPLACIÓN
Y LUCHA POR LA JUSTICIA
“Estábamos tristes.
Eran unos momentos malos para el pequeño equipo de militantes. Desde siempre,
los pocos dueños y señores del pueblo, nos venían mirando con malos ojos. Pero
las tensiones subieron de tono unos días antes, debido a la huelga de
jornaleros. Hasta el cura, que algunas veces nos había acompañado, se sentía
molesto. Nos sentíamos incomprendidos por nuestro mismo pueblo. El día de la
reunión, Mari, había preparado la oración, y nos leyó el episodio de la
transfiguración de Jesús. En medio del silencio y de nuestra desilusión,
Manuel, militante de un pueblo vecino que vino a solidarizarse con nosotros, comentó:
¡Dejemos de masticar tristeza y vamos a centrarnos nos centramos en lo que nos
dice del Obrero de Nazaret! Él mismo, después de ser reconocido por los
profetas, como el que “tenía que venir”, y señalado por Dios, como “su Hijo
único”, siguió hablando de que él tenía que “subir a Jerusalén. ¿Por qué, en
estos momentos no “le escuchamos”? Él nos está recordando que seguimos al
Compañero que fue crucificado, y en Él se manifiesta, momentáneamente la
resurrección. Ahí está la luz que nos hace dar sentido a la cruz de cada día,
que tanto nos cuesta asumir. Todos nos dimos que el Tabor iluminaba lo que
estábamos viviendo y en la tiniebla brilló una nueva luz, cargada de futuro en
la lucha por la justicia”.
PREGÚNTATE
·
¿Recuerdas
(pasa por tu corazón) alguna experiencia parecida vivida por ti?
·
Si no
fuera así, ¿Qué pueden significar para ti estas palabras de Jesús: “El discípulo
no es más que su Maestro?(Lc 6, 40).
ACOGE LA PALABRA DE DIOS:
Génesis 22, 1-2.9-13.15-18: “… Sé que reconoces a Dios, ya que no me has
negado algo tan querido como tu propio hijo…, por ello te colmaré de
bendiciones…”
Romanos 8, 31b-34: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no
perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos
dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios…”
Marcos 9, 2-10: “A los seis días, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y subió
con ellos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos
se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero
del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces
Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos
a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra, para Elías. Estaba
sorprendido, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió
una voz de la nube: Éste es mi Hijo amado escuchadlo. De pronto, al mirar
alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de
la montaña, Jesús les mandó: No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que
el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”.
PROFUNDIZA LA PALABRA
· Abraham ha confundido la cultura de los moabitas, sacrificar los primogénitos a sus dioses, con la voluntad de Dios. El Dios de la Vida no puede soportar tal barbaridad, por eso le invita a sustituir a su hijo por un “cordero”. De cualquier manera, la fidelidad radical de Abraham a su Dios, dispuesto a “entregar” lo más querido, marcará la historia posterior de Israel: La vida humana no puede ser sometida a nadie ni a nada.
· La Carta a los Romanos se hace eco de la fidelidad de Abraham, y presenta la fidelidad de Dios a la humanidad, al asumir la “entrega” hasta la muerte del “Hijo querido”. El que se ha des-vivido por servir a los empobrecidos y maltratados, no ha buscado su muerte. Pero, la afronta con el mismo amor apasionado por la vida y la justicia con que vive. Dios mismo, está contra la muerte injusta del “Justo”, pero se mantiene firme en su amor infinito a la humanidad, cuando los hombres le matan a su Hijo. Dios en la “entrega sacrificada” del Hijo, “nos lo dado todo”. Aceptarlo no significa entenderlo. Pero si agradecerlo. “¿A quién hemos de temer?”
·
Marcos, en la misma perspectiva, narra el
hundimiento de los discípulos, ante el anuncio del posible y trágico final de
Jesús, y de su invitación a “seguirle, asumiendo la cruz”. Y, a continuación,
Jesús se propone animar a sus confundidos compañeros. En el monte, lugar sagrado,
la Ley y los Profetas atestiguan que el proyecto liberador de Jesús pasa por la
cruz, y un Cielo “abierto”, hace oír su voz: ¡Este es mi Hijo! ¡Escuchadle! Los
discípulos no acaban de verlo claro y refieren instalarse en la
“contemplación”. Jesús, por su parte, invita a “bajar” del monte para continuar
en la contemplación en “la acción”.
ORACION
ORA…
·
Déjate llevar por Jesús a la montaña del
“encuentro”. Con él, las cosas se ven de otra manera…
·
Puedes a comenzar a dialogar con Él,
comentándole lo que para ti puede significar la Oración de Rovirosa por la
cólera y el amor:
¡Señor! ¡Consérvame la cólera! Que ante la
injusticia, mi corazón se rebele. Que sienta en mi alma la rabia del orden que
tapa el desorden.
Que me sienta capaz de luchar… No permitas,
Dios, que me resigne. Porque resignarse es declararse vencido. Y solo ante ti
debemos declararnos vencidos. Ante nadie más. Y nunca ante los sembradores de
iniquidad.
¡Señor! ¡Purifica mi cólera! Que en mi ira
no piense en mí, sino en la gloria del Padre y en mi prójimo. Como tú lo
hiciste. Como fue tu ejemplo… Que me sienta yo, como Tú, capaz de vivir y morir
por mis hermanos…
¡Señor! ¡Dame el amor! Dame el amor, Dios,
para que mi cólera no sea obra del infierno. Que mi cólera sea amor a mis
compañeros. Que mi cólera sea amor a todo el pueblo desheredado. ¡Pobre pueblo,
oprimido siglos tras siglos. Que mi cólera sea también amor al enemigo; al
pobre, al desgraciado sembrador de injusticias…
¡Señor! Tú sí, porque tu sabes qué quiere decir esta palabra: ¡Dame
tu caridad! (O.C. T. V. págs.. 479-480).
·
Ahora, puedes fijarte en el malestar que produce
en ti el abatimiento de tanta gente que te rodea, parados, emigrantes,
desahuciados, precarios, excluidos, maltratados… y hablar con Jesús de lo que te dicen los
textos bíblicos…, de los sentimientos que produce en ti la oración de Rovirosa…
…Y, ACTUA
·
Vuelve ahora al camino de la vida con el gozo de
este encuentro con Jesús, llevándole
a Él por compañero, para seguir sirviendo y amando
a los débiles del mundo obrero con Él y como Él… Toma conciencia de lo que
significan para tu vida obrera, estas palabras de Jesús:
“Este es el mandamiento mío: que os
améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el
que da su vida por sus amigos” (Jn 15,12-13)
“En esto hemos conocido lo que es amor:
en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por
los hermanos”. (1 Jn 3,16).
·
¿Qué puedes cambiar en tu manera de vivir para
expresar que “el mayor amor consiste en entregar la vida por los amigos”?
Compromiso para esta semana.
GRACIAS, SEÑOR DEL “AMOR EXAGERADO”
Gracias,
Señor, por no ser el Dios
del
amor medido y calculado;
por
no ser el Dios, razonable y sensato,
de
la comodidad y el descanso;
por
no ser el Dios, normal y práctico.
de
lo bueno, bonito y barato.
No,
tú no eres el Dios, prudente y lógico,
de
lo que gusta, apetece, satisface
y
no molesta…
Tú
eres el Dios de Jesús,
el
de la desmesura del amor,
el
que todo lo dio
y
todo puede pedirlo.
El
que todo, exageradamente,
lo
entregó, sin reserva alguna…
hasta
el extremo…
Señor,
dame la gracia de la conversión,
para
amar y servir con un amor como el yuyo,
desmesurado,
exagerado y desmedido
a
los empobrecidos del mundo obrero.
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